lunes, 31 de octubre de 2016

Los pantanos de Florida

Miami Beach, 30 de octubre de 2016

A las 8 de la mañana estábamos despiertos y abandonando nuestro "Resort". Lo primero era buscar un lugar donde desayunar algo. Lo de "algo" en un sentido figurado claro, porque aquí en USA algo implica por lo menos 600 calorías y un 30% de la grasa diaria recomendada por la OMS. No fue difícil encontrar un sitio, en la mediana de la carretera de los cayos hay cada pocos cientos de metros gasolineras, tiendas de comida y restaurantes de comida rápida.

Hoy queríamos visitar los Everglades, uno de los parques nacionales del país. Los Everglades es una basta extensión de terreno pantanoso al suroeste de Miami hábitat de multitud de aves, reptiles, caimanes y cocodrilos. Vamos una especie de Doñana pero algo más salvaje y sin linces. 


El día estaba más soleado así que antes de visitar el parque intentamos probar suerte y hacer kayak en uno de los parques estatales de los cayos en Cayo Largo. Pagamos nuestro nueve dólares de admisión pero no hubo suerte. Debido al mal tiempo el alquiler de kayaks estaba cerrado. Realmente la temperatura es muy buena, pero es cierto que en cualquier momento se levanta el aire y cae un diluvio de 5 minutos.




Ya que habíamos pagado la entrada, hicimos las dos rutas a pie del parque, visitamos el acuario que tenían en el centro de visitantes y dimos una vuelta por sus playas. La playa aquí era bastante menos apetecible que en el parque de Bahía Honda. Las orillas de este parque estaban cubiertas por Manglares y el agua parecía turbia. Aparte estaba bastante revuelta por el viento. Las rutas a pie no estaban mal aunque había que tener bastante cuidado y no salirse del camino ya que había varios árboles venenosos al contacto que estaban marcados con cintas fucsias.


Lo más gracioso de este parque eran los cañones recuperados de un buque español que se hundió en sus costas sobre 1700 por culpa de un huracán y que se exhibían en la playa. Una pena que no se pudiera alquilar una canoa para dar un paseo por los manglares. Hubiese estado muy bien.

Dejamos atrás la carretera de los cayos y nos fuimos a los Everglades a medio camino entre Miami y Cayo Largo, en la población de Homestead. La entrada al parque son 25 dólares y te permite pasear por los distintos trails que salen del camino principal. La entrada te permite acceder al parque durante los sietes siguientes días.



Las rutas más famosas son las dos primeras y es en las que es más sencillo encontrase caimanes, lo cual no significa que sea en absoluto sencillo. Nosotros pudimos ver dos. Uno bastante grande justo debajo del puente por el que pasábamos que según nos vio se metió a descansar bajo el agua y otro más pequeño que estaba tan tranquilo en medio de uno de los pantanos. Esperábamos ver muchísimos más la verdad. 



Lo que sí se ven son muchísimos pájaros por todo el camino. Ibis, cuervos, una especie de Águilas negras... Hay que tener cuidado porque ellos son bastante imprudentes y no se mueven cuando los coches se acercan. De hecho creo que jamás hemos visto unas carreteras con tantos animales atropellados en sus arcenes. Nosotros estuvimos a punto de  atropellar una tortuga que cruzaba tranquilamente la carretera


La carretera de los Everglades se tarda en recorrer unos 50 minutos y lo cierto es que cada ruta es distinta al resto. En unas vas entre manglares, otra entre pinos, otra palmeras tropicales, otra por encima de pantanos... A mí personalmente me pareció que merecía mucho la pena recorrerlas todas y llegar hasta flamingo, aunque nosotros no lo hicimos porque la noche se nos echaba encima.

Importante cuando se entre en los distintos caminos ir bien impregnado en repelente anti mosquitos. Nosotros nos confiamos y tenemos varias picaduras en los brazos y piernas. El típico paseo por los Everglades en Airboat se contrata fuera del parque con compañías privadas (por cierto en Groupon hay ofertas para ahorrarse algo de dinero). Yo me quedé con las ganas de hacerlo, sobre todo para ver algún cocodrilo más, pero ya no nos daba tiempo. 


Al atardecer llegamos a Miami Beach. Aquí aparcar el coche en la calle es carísimo, 4 dólares la hora. Así que es mejor llevarlo a un parking privado donde te cobrarán entre 20 y 30 dólares por una noche. Nuestro hostel... Pues bueno, muy en la línea de los alojamientos a los que realmente suelo ir. Una habitación con doce camas y algún compañero de habitación especialmente cerdo que deja todo tirado por el suelo. Aquí el alojamiento es bastante caro, así que había que economizar.



La primera impresión de Miami Beach es que es una ciudad patrocinada por Tomy Mels. Todos sus edificios están construido al estilo de los años 50, con luminosos de colores, las tipografías típicas de estos años, palmeras en las medianas... Es como la entrada al parque Warner. La verdad es que uno no sabe si está andando por Miami o por el decorado de una película o el Grand Theft Auto.


Todo es brillante... Como si quisiera mostrar a los turistas aquello que esperan de esta ciudad. Los coches y la gente parecen salidos de un videojuego. Coches de los 70 que parece que van a despegar, hombres con bikini, bandas latinas escuchando música en la calle... Muy auténtico todo. Nosotros dimos un paseo por el paseo marítimo hasta que encontramos un lugar donde cenar. Estábamos tan cansados que no tardamos en volver al hostel a dormir, o al menos intentarlo.






sábado, 29 de octubre de 2016

De los cayos al carnaval más erótico

Cayo Largo, 29 de octubre de 2016

Nosotros amanecimos por el jet lag sobre las 6.30 de la mañana. El día amaneció media hora después nublado y con amenaza de tormenta. Durante el desayuno la amenaza de tormenta se cumplió, estaba cayendo un diluvio sobre Miami y justo nuestro primer destino eran los paradisiacos cayos y playas del sur de Florida.

Hacía 6 años que no venía a Estados Unidos pero hay cosas que siguen sin cambiar. Los americanos siguen viviendo en la cultura de los envases y la contaminación. En el desayuno todo eran cubiertos de plástico y los platos y vasos de ese material "acorchado" con el que estaban hechos los envoltorios de las hamburguesas hace años y que en España ya no se usan por ser escasamente ecológicos.



Seguía lloviendo con fuerza, pero había que confiar en el dios del viaje y emprender camino hacia los cayos con la esperanza de que allí estuviera más despejado. El primero de los cayos, Cayo Largo, se encuentra a poco más de una hora de Miami. Desde ahí comienza la famosa y pintoresca Overseas Highway, una carretera que comunica las distintas islas y que llega hasta Cayo Hueso (Key West).

Esta carretera en un primer momento fue una línea de ferrocarril para el transporte de mercancías que se hizo entre 1905 y 1912. En 1935 se transformó para aceptar el paso de vehículos tras ser dañada por un huracán y en 1972 se reformó dejando ciertos tramos abandonados, siendo sustituidos por una carretera más moderna que corre en paralelo.




En total la carretera se puede recorrer en unas dos horas desde Cayo Largo a Cayo Hueso. El alojamiento aquí es especialmente caro y más aún cuanto más cerca de Cayo Hueso te encuentres. Nosotros encontramos un "Resort" en Cayo Largo por 78 dólares la noche. Lo de Resort es una interpretación muy libre. Básicamente Riptide, que así se llama el lugar, es un terreno parcelado con varias mini casas móviles y unas habitaciones sencillas. Para dormir nos sobra. 



Paramos en el hostel a dejar nuestra mochila y el hombre nos aconsejó que de camino descansáramos en Bahía Honda. Nos dijo algo de una fiesta que había en Cayo Hueso y que habría mucha gente, pero tampoco le hicimos mucho caso. En los cayos todo el ocio está relacionado con el mar y la playa. Se puede pescar, hacer snorkel, bucear y disfrutar de sus playas pero con este día que seguía nublado no sabíamos si íbamos a disfrutarlo mucho pese a que la temperatura era muy buena.



El camino hasta Bahía Honda es pintoresco. En los laterales hay todo tipo de negocios relacionados con la pesca y el ocio marítimo. Todo tiene un aire.... Antiguo, tirando a decadente, como una película americana noventera. Te puedes encontrar todo tipo de animales marinos a tamaño gigante como reclamo en las entradas de los negocios... Langostas, ostras, delfines... 

Se puede parar en la carretera y hacer fotografías, pero no en todos los lugares, los puentes se reservan para la circulación. Por el camino están señalizados distintos parques estatales a los que se puede acceder pagando una pequeña entrada con el coche. La entrada a Bahía Honda eran nueve dólares para dos personas. 



Allí se puede dejar el coche y pasear y bañarte en sus playas totalmente acondicionadas con duchas y vestuarios o hacer algunas de las rutas que te proponen. Aquí hay que hacer una puntualización para no llevar a engaños. Para un americano, acostumbrado a moverse en coche incluso a casa del vecino, una ruta implica que andando el recorrido sea de menos de 10 minutos. Así que nadie espere un largo camino entre manglares y playas tropicales. 

El tiempo estaba empezando a mejorar y había parado de llover. Paseamos por las dos rutas que tenía el parque. La primera te llevaba a lo alto de la antigua autopista y la otra era un camino entre distintas plantas paralelo a la playa. La vuelta la hicimos por la playa, llena de varios tipos de aves y cangrejos. Lo bueno de que el día estuviera nublado al menos era que no había apenas gente, y menos mal porque las playas tienen una anchura de poco más de dos metros.



A las 15 de la tarde pusimos rumbo al punto más al sur de Estados Unidos, Cayo Hueso a tan sólo 180 km de las costas cubanas. Aparcamos donde pudimos y bajamos andando al centro de la ciudad. Lo primero fue hacernos una foto en el famoso tapón que nos indica que Cuba está a solo a 80 millas.



En Cayo Hueso es famoso su atardecer, pero con un día así de nublado está claro que no íbamos a ver nada que se nos quedara grabado en nuestras retinas... O sí. De repente vimos a gente disfrazada de... Halloween? Bueno miedo daban, pero no por sus disfraces... Una calle cortada, entonces caímos en la cuenta. Esa era la fiesta que nos había contado el dueño del hostel. 

Según fuimos avanzando poco a poco nos íbamos sorprendiendo más y más. Al parecer era la fiesta del Fantasy Parade, una suerte de desfile similar a nuestro orgullo gay pero bastante más subido de tono. Gente de todas las edades, pero sobre todo gente muy muy mayor, semidesnudos o semidisfrazados, según como se quisiera ver, paseando por las calles de Key West. El body Painting era una opción muy socorrida para aquellos que sólo llevaban un tanga (y en el mejor de los casos). 



Fuera los complejos. Aquí nadie era delgado o gordo, mayor o joven, feo o guapo para no enseñar cacho (aunque primaba la gente gorda, mayor y fea). Quien más, quien menos mostraba sus encantos. Algunos disfraces estaban especialmente trabajados, otros eran un tanga y poco más. El ambiente festivo inundaba el lugar, los bares servían cervezas en sus barras en la calle y todavía no había ni siquiera empezado el desfile que era a las 19. 

Aquello, como podéis ver en las fotos prometía y mucho. En varias ocasiones uno querría no haber visto según qué disfraces y personas, pero se puede decir que en general la fiesta era hipnótica. A cada paso había algo que ver y ser digno de ser fotografiado. No podíamos irnos de allí sin ver el desfile, así que decidimos hacer tiempo cenando y tomando algo viendo a la gente pasar. Dormíamos a casi dos horas en coche, en Cayo Largo, pero no podíamos irnos. Lo bueno estaba por llegar. 



El desfile arrancó tras varios pases de perros policías rastreadores y aquello era sencillamente bestial. Montones de carrozas pasaban con gente disfrazada subida a ellas y tirando collares de cuentas de plástico al público. Nosotros recogíamos estos collares y nos los íbamos colgando (alguien sabe el motivo de lanzar estos collares?). Y no, no tuve que enseñar mis pechos para que me los lanzarán. Tengo tantos collares ahora mismo que tengo miedo que me paren en la aduana por contrabando con bisutería. 

Incluso en una carroza vimos un famoso! Ron Jeremy es el personaje en cuestión... Seguramente muchos le conozcáis aunque ahora mismo no le pongáis cara. Tras dos horas de desfile todo acabó y nosotros todavía teníamos un largo camino a nuestro motel por una carretera que de noche y sin luz se torna aburrida y sin encanto.



Sin lugar a dudas deberíamos de copiar esta fiesta y dejar atrás nuestras rancias cabalgatas de reyes en las que se tiran caramelos. De hecho hasta el famoso Orgullo gay de Madrid es aburrido comparado con él Fantasy Parade de Key West. Si el wifi me lo permite, subiré un vídeo de la fiesta porque merece la pena verlo, aunque eso sí, sólo para estómagos Fuertes y gente no impresionable.



Pasada la medianoche llegamos a nuestro hostel agotados de todo el día. Era hora de dormir. Mañana visitaremos el parque nacional de los Everglades si el tiempo nos lo permite. Estoy teniendo problemas con las fotos, pero prometo subirlas! o incluso el vídeo porque de veras que esto es digno de un programa de Samantha Villar.

Pisando suelo americano

Miami, 28 de octubre de 2016

Con algo de retraso nuestro vuelo de Air Europa salía de Barajas destino Miami pasado el mediodía. Por algún motivo teníamos la idea de que los aviones de esta compañía eran viejos e incómodos, pero nada más lejos de la realidad. Al menos el avión en que volamos era bastante nuevo, con sus pantallas individuales con películas y juegos y hasta ventanas que en vez de tener cortinas, se oscurecía o clareaba el cristal con tan sólo pulsar un botón. 

Hacía tiempo que no tenía un viaje con tantas turbulencias, no muy fuertes, pero continuas, lo cual intranquilizaba especialmente cuando sobrevolábamos el triángulo de las Bermudas. También era bastante intranquilizante el pasajero que se paseaba por el avión desde primera clase con una manta cubriéndole la cabeza. Casi a las 20 aterrizábamos en suelo americano. Lo primero era correr hacia el control de fronteras para intentar llegar antes que el resto del avión y ahorrarnos unos minutos de colas. A la salida nos encontramos con un Vip que había volado con nosotros, El Cigala. 

andamos por lo menos kilómetro y medio hasta el control policial. Al viajar con el ESTA directamente había unas máquinas que supuestamente te permitían entrar directamente. Tras leer nuestro pasaporte, coger nuestras huellas y hacernos una foto a traición, que yo repetí porque salía con cara especialmente de terrorista, nos salía a todos los turistas un papel con la susodicha foto y nuestros datos diciéndonos que pasáramos por el control de aduanas. Eso sí, cada cual tenía una barra que indicaba su grado de confianza. En mi caso estaba casi llena , al 97. Dani era sólo un 77% seguro para el gobierno de los Estados Unidos.

El control policial fue rápido, por suerte nos habíamos comido en el avión todo lo que traíamos potencialmente dañino para el ecosistema americano y tan sólo respondimos sobre nuestras fechas de viaje y poco más. Aunque fuimos los más rápidos del avión en pasar todos los controles, nuestras maletas ya estaban tirada en medio del aeropuerto fuera de la cinta.

Nuestro siguiente paso era buscar el rent a car. Otra vez andamos otro kilómetro por los interminables pasillos del aeropuerto hasta llegar a un tren que nos dejaba en un edificio donde por fin estaban todas las oficinas de alquiler de coches.

Importante cuando se alquile un coche en Miami, te preguntarán si quieres Sun Pass con tu coche. Cuesta 7 euros al día, pero te va a ahorrar una multa por cada peaje que cruces. Aquí los peajes son unas placas colocadas sobre la carretera que te cobran directamente cuando pasas bajo ellas. Para llegar a los cayos hay un total de 6. 

Después de explicar a la chica de la oficina que el coche nos había tocado en un concurso de una famosa blogger española, parecía que todo le cuadraba y nos daba las llaves de un Toyota Prius Híbrido. 

Dani lo primero que preguntó es donde estaban las marchas en un coche automático, parecía que no tenía muy claro el concepto de automático. Pese a unos primeros momentos de nerviosismo, el GPS y los datos del móvil fueron muy útiles para llevarnos a nuestro hotel, sin grandes contratiempos, en el mismísimo centro financiero de Miami. 


El River Park Hotel destaca por su exquisita decoración... A la entrada unas enormes estatuas de leones te dan la bienvenida. En su interior, desde un soldadito de plomo de tres metros  hasta una estatua imitación de Botero de una gorda tocando un violonchelo. Y todo con un exquisito hilo musical de Jazz... Es como si quisieran dar al hotel una distinción y lujerío que perdió al menos veinte años atrás. El hotel en sí, y más por 58 euros la noche con desayuno incluido no estaba nada mal. Enfrente había un parking público donde dejar el coche por 19 dólares, algo menos que en el hotel.

Eran ya casi las diez de la noche y si queríamos cenar teníamos que darnos prisa. Por suerte cerca había un Whole Foods, un supermercado de comida muy pijo donde destacan los productos marca "Paul Newman", y es que en Estados Unidos te puedes tomar un zumo Newman. También tienen comida preparada, así que allí acabamos cenando pollo a la milanesa, ensalada de pasta y unas enormes bolas de carne por algo menos de treinta dólares, caro, pero mucho menos que un restaurante. 

Decidimos dar un paseo rápido por el distrito financiero, pero a esas horas y en esa zona poco podíamos hacer. El sueño podía con nosotros y pronto volvimos al hotel, ya tendríamos tiempo de explorar Miami.


viernes, 28 de octubre de 2016

La Ruta de los Corsarios

Madrid, 28 de octubre de 2016

Parecía que no iba a llegar nunca, pero por fin estamos de vacaciones! Un año más, un "Por Cuatro Duros Más", y ya van 9. Lo que en un primer momento iba a ser una ruta por Chile y Bolivia, La Ruta del Fin del Mundo, se ha acabado convirtiendo en un viaje por el Caribe visitando Estados Unidos, México y Cuba. 


Un viaje que nos llevará desde las playas de Miami Beach a la carretera de los Cayos, pasando por el parque nacional de los Everglades. De un salto nos plantaremos en la Riviera Maya, donde visitaremos una de las siete nuevas maravillas del mundo, Chichen Itza y disfrutaremos de sus playas y cenotes en nuestra ruta hasta la ciudad colonial de Mérida. Por último viajaremos a Cuba, un país en transformación que todavía conserva todo su encanto. 


Tres países muy distintos entre sí, con grandes contrastes y escenarios de grandes batallas navales entre piratas y corsarios. Esta vez viajamos Dani y yo. En unos minutos partimos. Nos vamos a La Ruta de los Corsarios!