domingo, 13 de noviembre de 2016

La montaña cubana

Trinidad, 9 de noviembre de 2016

Ana María también nos despertó a las 7:30. Nuestra historia del nueve de noviembre tenía que comenzar y no podía hacerlo sin los actores principales, nosotros tres. Desayunamos en la casa. Ana María nos cobró 5 CUC por persona por el desayuno, muy similar al de La Habana. La primera timada del día vino con la lavandería. Dani y yo hemos venido con la mitad de la ropa para los 21 días por lo que teníamos que poner una colada. Lo hicimos en casa de Ana María. Nos cobraron 15 CUC por lavar, bastante mal por cierto, varias camisetas y gayumbos. Estamos hablando de que eso es el sueldo de un directivo de una empresa aqui en Cuba. Imaginaos que a vosotros os pagan 3000 euros por lavar 18 camisetas, 4 pantalones y 15 calzoncillos. Yo sinceramente lo haría hasta a lametazos con mi propia saliva.

La segunda timada vino acto seguido. El taxista que nos había conseguido la Mama Ana María nos quería cobrar 70 pesos por llevarnos al Nicho y de ahí a Trinidad cuando el día anterior habíamos apalabrado que fueran 60. Cuando fui a quejarme a Ana María me dijo que 70 es buen precio si el coche era nuevo. Pero nuevo, lo que se dice nuevo no era... De hecho tendría cerca de los 50 años. Cabreado acepté el nuevo precio y partimos hacia El Nicho.



El camino al Nicho es de algo más de una hora y la carretera va empeorando según vamos subiendo por la montaña. Había momentos en que nuestro "moderno" coche sufría y parecía que nos íbamos a quedar en la cuesta tirados. Eso sí los paisajes son preciosos. En general las carreteras cubanas no te permiten aburrirte. Si no es por los coches antiguos o los carros tirados por caballos que hay, es por la propaganda política que te encuentras a cada paso. La propaganda del régimen no es tan ingeniosa y bonita como por ejemplo la vietnamita, pero también tiene su aquel. Que si "juntos construimos un país mejor", que si "la victoria la hacemos trabajando" y demás consignas... Las mejores sin duda son las frases que Fidel ha dedicado a cada población y que están a la entrada de las ciudades. Los Santaclareños son valientes, los cienfuegueños tienen el mayor coraje, los trinitarios han demostrado su bondad y trabajo. Fidel ha tenido una palabra para cada uno de ellos.



Llegamos al Nicho y nos cobraron 10 CUC por entrar. La visita la teníamos que hacer con un guía, no podía ser de forma individual. Antes de entrar al parque fui al baño y la lié parda. Primero me abrió la puerta un yankee que se escandalizó al verme sentado en la taza, luego no había papel y tuve que limpiarme con un mapa de Hanoi que tenía en la mochila y para colmo aquella taza no tragaba y tuve que avisar a un hombre para que clausurara el baño... Vamos que no había comenzado la visita y ya la había liado. 



Nos dijeron que esperáramos en la entrada a nuestro guía. Nos llamaban "los libres"... Pero allí no aparecía nadie así que empezamos el recorrido por nuestra cuenta. Queríamos ser rebeldes, ir contra lo que tenían programado para nosotros... Pero al andar 5 minutos nos dimos la vuelta y esperamos en la entrada. La visita la hicimos con más gente de distintos países. Nuestra guía cubana hablaba inglés, francés y alemán. Enseñaba para qué servían algunas plantas etc... Una de ellas por cierto era la citronella con la que se hacen las pulseras anti mosquito. Después comenzó lo bueno. Tras ver una cascada espectacular, teníamos tiempo para el baño en otra. El agua estaba perfecta y más con el calor que hacía. Ahí nos dejaron 15 minutos en remojo. 



Seguimos avanzando por el camino hasta llegar a un mirador y nos dieron tiempo libre para bañarnos en otra poza en la que había una pequeña cascada desde la que podíamos saltar. Aquí pasamos un buen rato nadando contra corriente. Una vez finalizada la visita al otro lado de la carretera había otras tres pozas más donde bañarnos. En una de ellas incluso podías meterte bajo una cascada. Allí coincidimos con un grupo de gallegos que tenían la misma sensación de estar controlados que nosotros, pero se les veía más relajados, habían aceptado ya que iba a ser timados y lo llevaban mucho mejor. Tal vez esa era la clave, simplemente dejarse llevar.



Tras los baños fuimos al coche que nos estaba esperando y que nos tenía que dejar en Trinidad. El camino era de algo más de una hora. Cuando llegamos allí le dijimos al conductor que nos dejase en el centro, que ya buscábamos nosotros la casa donde dormir. Fue muy fácil, el primer lugar donde llamamos, el hostal Inés, tenían una habitación libre para los tres por 25 CUC. En general la decoración de estas casas es bastante antigua, pero el hostal Inés se llevaba la palma, es como dormir en la habitación antigua de la abuela del pueblo.



Comimos por allí cerca y nos comenzó a hablar un hombre que supuestamente era de San Fernando y estaba allí de vacaciones pero con acento cubano. La paranoia nos llevó a pensar que este hombre era un informador de patrón Rigoberto, que ya nos hemos dado cuenta que realmente él es el dios del viaje, o al menos un profeta del dios del viaje en este país, porque todo lo controla y se hace lo que él dice.



De ahí nos fuimos a dar un paseo por la ciudad. Trinidad es uno de los lugares con más encanto de todo Cuba. Las calles están empedradas, todos los edificios están totalmente arreglados y siguen un estilo muy definido con sus ventanas enrejadas y sus fachadas de colores y es la cuna de artesanos y pintores. Es un lugar para el turista que nada tiene que ver con lo que habíamos visto en La Habana y Cienfuegos, es altamente recomendable. Intentamos apañar los siguientes días pero la estación de autobuses cerraba a las 16. Teníamos que buscar el modo de que Diana fuera a La Habana y nosotros a Santiago desde algún punto intermedio. Los siguientes días los pasaríamos en algún cayo y aunque parezca increíble la mejor forma y más barata de hacerlo es ir a un Resort de Todo Incluido. Si no, lo único que se puede hacer es dormir en Remedios, la población más cercana a los cayos y cogerse un taxi hasta allí, aunque todas las playas son privadas y pertenecen a uno de los hoteles.



Cuando cayó la noche nos dirigimos a la plaza principal de Trinidad, donde hay una gran escalera donde los turistas y locales se juntan. Aquí suele haber música en directo y el ambiente es muy animado. Nos paramos a tomar una bebida típica de la zona hecha con ron, miel y aguardiente. Mientras tanto estábamos sentados vimos pasar a Patri. No teníamos ni idea de que estaba allí, de hecho pensábamos que estaba en Viñales, pero la casualidad, o patrón, o el dios del viaje o quien sea, quiso que nos encontráramos con nuestra amiga.



Tras el shock inicial quedamos en vernos por la noche en "La Casa de la Trova", un lugar con música en directo que habían recomendado a Diana sus amigos chilenos por ser un lugar muy auténtico e interesante de ver. Después de ducharnos fuimos al famoso lugar, que estaba bastante cerca de las escaleras de la plaza principal. Y... Como definirlo... Cuando entrabas a mano izquierda había un grupo de jóvenes cubanos y cubanas sentados observando a los guiris que íbamos entrando y que acabarían siendo sus presas. De frente la banda tocaba música cubana y no tan cuba a (entre su repertorio estaba Yesterday, Stand by me o Bailando de Enrique Iglesias) y alrededor hombres y mujeres de todas las edades bailando bien agarrados con cubanos para ver quién pillaba con quien. Vamos, turismo sexual en toda regla.



Nosotros nos dedicamos a ser meros espectadores. Al ser dos chicas y dos chicos nadie se acercaba. De hecho a mitad de la noche vino la policia a La Trova y los cubanos salieron espantados de allí, ya que está prohibido que se relacionen con el turista, y más del modo que se relacionaban allí. Supongo que los amigos de Diana, que habían visto esto 5 años atrás poco tenía que ver con lo que se había convertido. De hecho Diana preguntó por una pareja que tocaba allí y le dijeron que hacía más de dos años que ya no tocaban en ese lugar.

Nosotros aprovechando que nos habíamos encontrado con Patri nos tomamos varios mojitos y cuando "La Casa de la Trova cerró nos fuimos a una discoteca cercana a seguir la fiesta. La discoteca pues casi tres cuartos de lo mismo. Turistas y cubanos juntos y revueltos yendo unos a la caza de otros y viceversa y todo aderezado con mucho mucho reaggeton. Patri de hecho en mitad de la noche me dijo que no podía más con esa música, yo por mi parte encantado. 



Cuando la discoteca cerró a las dos de la mañana no habíamos cenado y fuimos a un sitio llamado la botija que estaba abierto 24 horas a comer algo. La verdad es que las pizzas cubanas poco tienen que envidiar a las italianas, todo lo contrario que la tortilla española que pedimos, que era un extraño revuelto con pimientos y patata no muy bien cuajado. Mientras cenamos hablamos con un cubano sentado al lado nuestro, y aunque parezca paranoia nuestra un hombre entró, se sentó en la mesa de enfrente a ojear la carta y ya de paso a escuchar nuestra conversación. Uno de los famosos informadores cubanos. Dicen que 1 de cada 4 personas es un informador y que hay que tener cuidado con lo que se habla en estos lugares incluso siendo turista. De hecho en La Casa de la Trova otro hombre ya se sentó al lado y estaba más pendiente de nuestra conversación que de la de la gente a su alrededor, mostrándose incómodo con nosotros por lo que hablábamos de su país. 



Al salir de cenar vimos como la policia se llevaba a un cubano que estaba con una chica a comisaría mientras a ella la decía que eso estaba prohibido y que tuviera mucho cuidado porque si ella no se portaba bien podían avisar a inmigración e incluso deportarla a ella. La chica le dijo que no estaba haciendo nada, pero su palabra de poco sirvió. El chico acabaría esa noche en calabozo y al día siguiente sería soltado con una amonestación. 

Para nosotros eran las 4 de la mañana y era hora de irse a la cama. Al día siguiente teníamos que solucionar a primera hora toda la logística de los tres siguientes días. 











2 comentarios:

  1. Me está encantando vuestro viaje a Cuba jaja menudas historias.. deseando leer lo siguiente!!

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  2. He leido vuestros comentarios y, bueno ... por lo que contais "alli donde fueres haz lo que vieres", no va von vosotros. En noviembre de 2016 me encontraba en La Habana (mi cuarto viaje del año), pero yo voy al aeeopuerto por un peso + otro para el "trompo" (autobus que hace la ruta circular entre terminales, que se coge nada mas salir ... a la izquierda, junto a una gran columna). En mis arribadas suelo llamar a un "almendrón", al que le pago 20 € ... Utilizas muchos de los tópicos de los turistas ... pero hasta amigos mios me reconocen que intentan "sacar de mi", porque "la necesidad obliga" ... otra cosa es que otras personas intenten sacar de ti.A mi me ha compensado en ocasiones, pagar todos los gastos de mis amigos cubanos ... he pagado lo mismo en España ... por mucho menos ... En un paladar ... 120 pesos cubanos por la comida para ocho personas ... pero la bebida de importación a 1.30 la cerbeza ... pero yo no voy nunca con chancletas, pantalón corto y gorrita ... en dicho mes de noviembre utilicé en dos ocasiones mi americana color crema y corbata ... porque la situación lo requeria (iba a traspasar una puerta ... donde ondea en lo mas alto del edificio nuestra enseña nacional).

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